Insomnio…

El día fue pasando con normalidad, de no ser por los momentos en los que su mente se iba y se adentraba en los recuerdos del sueño. Cuando se sorprendía en ellos, volvía a la realidad algo avergonzada y agradecida de que nadie pudiera meterse en su cabeza para leerle los pensamientos.
Era solo un sueño, sí pero estaba deseando que llegara la noche para volver a soñar. Se estaba volviendo en una especie de obsesión, quería averiguar quién era y qué hacía allí, quería saber más cosas de él, quería conocer el sonido de su voz, su personalidad, ya que nunca se había enamorado solo de una cara bonita, pero algo le decía que era más que eso, que era todo lo que ella siempre buscó, pero que nunca encontró… aunque bueno solo era un sueño.
No se comprendía, no sabía porque le daba tantas vueltas, porque le había dado tanta importancia a algo que no tenía por qué tenerla.
El trabajo se le amontonaba encima de la mesa, pero no tenía la cabeza para ello, más de dos veces tuvieron que repetirle sus compañeros las cosas, porque no se había enterado ni siquiera de que le hablaban, hasta María, la dueña de la cafetería le preguntó que si le pasaba algo, que la notaba como ausente.
Tras un largo día, por fin en casa…
Cenó menos de lo que solía cenar y más rápido de lo que acostumbraba, no se detuvo ni a mirar la televisión… se lavó los dientes y a la cama.
Oyó como el reloj, de su vecina daba las 12. Ya llevaba una hora acostada y el sueño todavía no había venido a por ella. Apretó los párpados con fuerza e intentó no pensar en nada, pero miles de pensamientos la asaltaban, sobre todo, la imagen nítida que tenía guardada en su cabeza de él.
Recordaba su mirada, esos ojos que tanto la inquietaron y que hicieron desatar todas esas emociones dentro de ella, su nariz, su boca…
Vueltas y más vueltas en una cama que se le hacía tan grande… Sería que no encontraba la postura, pero en realidad ya no sabía ni cómo ponerse. Con forme pasaban las horas en la madrugada, Paula empezaba a estar realmente desesperada y eso en lugar de calmarla la alteraba mucho más, pero es que no sentía ni chispa de sueño. Y esa situación la ponía nerviosa, porque parecía que cuantas más ganas tenía de soñar, más trabajo le costaba quedarse dormida. Hubo un momento en que ya no hacía fuerza por mantener los ojos cerrados, sino que los mantenía bien abiertos. Estaba aburrida e inquieta, ella era muy activa y no soportaba estar tanto tiempo tumbada sin hacer nada, además sabía que a la mañana siguiente tenía un día duro por delante, y, si no se dormía estaría demasiado cansada y no rendiría bien. Estuvo jugando con su despertador mentalmente, se prometía así misma que no abriría los ojos, hasta que no hubiesen pasado 10 minutos, pero el tiempo se le pasaba tan lentamente que al abrirlos apenas habían transcurrido 4 minutos. Eran las 4 de la madrugada cuando decidió levantarse, se calentó un vaso de leche y se lo tomó junto con unas cuantas galletas. Después se colocó frente al ordenador a terminar algo de trabajo atrasado, pero lo dejó al darse cuenta de que ponía cosas sin sentido alguno. Encendió la tele un rato y tras comprobar que no había nada en ninguno de los canales decidió volverse a acostar, al menos descansaría más.
Odiaba el insomnio, nunca le había gustado tardar mucho en dormirse, prefería caer rendida en la cama. Aunque es cierto que había temporadas en las que le costaba mucho dormirse, pero esas temporadas solían coincidir con el verano.
Cuando volvió abrir los ojos, ya era la hora de levantarse, no sabía si se había quedado dormida finalmente, pero lo que sí sabía, era que no había soñado o al menos no recordaba el sueño.
Cuando se levantó era como si tuviera una piedra pegada a la espalda, a modo de todo el cansancio que sentía, pero lo peor, era que no le gustaba la idea de tener que esperar un día más para verle, y sobre todo lo que la aterraba era no volver a soñar con él…

1 comentarios:

esma dijo...

SUPERRR GUAY!!!! MENOS MAL K ESTABAS SIN INSPIRACION EH?? genial pichuu!!

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