Bienestar..

Sintió como su alma se despegaba poco a poco de su cuerpo, como se hacía cada vez más ligera y como la oscuridad la embargaba. Todo estaba en silencio. Ella se sentía cómoda, en paz, pero de repente, empezaron a brotar formas difusas de la nada y miles de colores centelleantes la envolvieron. Era un efecto óptico impresionante, ver como salían chorros de colorines de un fondo negro… se llenó el pecho de aire… un aire inexistente que le dio la sensación de bienestar que le había hecho falta durante mucho tiempo. Su alma vagaba en paz, pero no libre, había algo que aún le unía a su cuerpo… pero no le importaba…
Las formas comenzaron a volverse cada vez más nítidas y todo aquello que antes era un lugar como de fantasía, incluso se atrevería a decir, que mágico empezó a volverse común. Los colores brillantes se fueron apagando y poco a poco pudo reconocer la calle por la que pasaba todos los días para ir a trabajar solo, que esta vez era distinto, se sentía fuera de lugar… nadie parecía percatarse de que ella estaba ahí… todos seguían con su curso como si nada. Por lo que veía era una mañana fría de otoño, pero ella no sentía frio.
Se paró detenidamente en cada detalle de la calle, en cada tienda, en cada portal ¡anda!... pero si habían abierto una pastelería… últimamente cada vez que pasaba por esa calle era corriendo porque llegaba tarde o sumisa en sus propios pensamientos.
De repente vio como alguien le fijaba la mirada pero ella no podía verle pues tenía todo el sol en la cara. Entrecerró los ojos para poder verle, a la vez que se acercaba, pero el sol cada vez le deslumbraba más… empezó a oír un ruido incesante… que a ella le pareció familiar a la par que insoportable…pipipi pipipi… Abrió los ojos y los volvió a cerrar ya que el sol entraba por su habitación y se ponía justo a la altura de su cara… entonces descubrió de donde procedía el maldito ruido… ¡mierda! se había vuelto a quedar dormida…

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