Pablo…

Lo que tenía pensado decirle era muchas gracias, no te hubieses molestado, pero el shock fue tan grande que no le salió ni el aire.
Ahí estaba él con gesto simpático y entregándole el montón de hojas que había recogido.
¿Otra vez estaba soñando? No recordaba el momento en que se había quedado dormida, seguro que aún estaba en su despacho, frita delante del ordenador. O eso… o definitivamente había terminado de perder la cordura que tenía.
-¡Perdona, no quería asustarte!…- dijo él.- Sólo venía a gorronear un poco de tinta, que la mía tiene, pero poca y ya se sabe que en época de crisis todo vale-.
Para ser un sueño estaba gesticulando y abriendo la boca al hablar, esta vez no estaban hablando con la mirada y su voz no era la misma. Intentó contestarle pero ni si quiera le salió el más leve balbuceo.
-¿Te encuentras bien? Parece que has visto a un fantasma-.
-¡Ah! ¡Ya sé! Debe ser porque no me he presentado-.
- Pues soy Pablo del departamento de arte, y si no me has visto por aquí pues es porque llevo tan solo 3 días en la empresa. Digamos que soy el nuevo fichaje. ¿Y tú eres…?
¿Pablo? ¡No! El se llamaba Morfeo, porque había cambiado ahora de nombre… Sus palabras se le atropellaban en el cerebro y no fluían como la anterior vez en su cabeza. Se pegó un pellizco en el brazo derecho para ver si estaba dormida. Y lo notó. De repente recordó la frase del último sueño que tanto le había dado que pensar… Quería decirte que queda poco para que nos volvamos a ver, para que por fin nos encontremos… ¿Con eso se refería a que se iban a encontrar esta vez en la realidad? ¿Pero de ser así porque hacía como que no la reconocía?
Al fin reaccionó…
-Paula, mi nombre es Paula, contestó-.
-¿Paula?, Bonito nombre…

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